Unirse a un programa de movilidad internacional es una experiencia que se traduce en un gran crecimiento, tanto académico como personal. Y en eserp digital business & law school, como pioneros de la educación bilingüe, somos grandes conocedores de lo que significa tomar la decisión de estudiar en otro país.
Para conocer más en detalle cómo viven esta experiencia los estudiantes de eserp, cinco alumnas que han cursado un programa de movilidad internacional, dentro de los programas Magellan Exchange y Erasmus+, nos cuentan cómo ha sido esta gran aventura. ¡Una experiencia que ya está repleta de anécdotas e historias que siempre recordarán!
Agatha Torné, estudiante en Northern State University en Aberdeen, Dakota del Sur
Agatha Torné ha realizado el programa de intercambio en la universidad Northern State University en Aberdeen, Dakota del Sur. Ese fue el destino que más le llamó la atención: “Tenía claro que quería que fuera en Estados Unidos. Y esta universidad tiene un campus, un programa y unas instalaciones geniales. Además, tengo una amiga de eserp que también está aquí”, explica Agatha.
Destaca como uno de los mayores aprendizajes la mejora del idioma, además de conocer en profundidad la vida en el centro de Estados Unidos: “Lo primero que me ha aportado esta experiencia, sin duda, es mejorar muchísimo mi nivel de inglés. También ampliar mi perspectiva y entender cómo es realmente la vida en el centro de Estados Unidos, conociendo este país, su gente y su cultura en profundidad”, explica.
Una experiencia que se ha traducido para Agatha en un crecimiento tanto académico como personal: “Me ha servido para crecer personalmente, ya que de repente estás viviendo sola en un lugar donde todo es diferente y tienes a tu familia y amigos en la otra punta del mundo. A nivel profesional, me ha ayudado a desarrollar la habilidad para adaptarse y entender diferentes audiencias y culturas”, destaca la estudiante.
Entre las anécdotas que va atesorando de esta experiencia, Agatha nos cuenta una curiosa: “En España todos saludamos con dos besos cuando nos presentan a alguien. Y aquí no tienen para nada esa costumbre, simplemente se dan un abrazo o un apretón de manos. Entonces, lo que me ha pasado muchas veces es conocer a alguien y esperar o iniciar el gesto de dar los dos besos, y que la otra persona simplemente te dé un abrazo. Al principio fue vergonzoso pero ahora ya siempre me acuerdo de que no nos saludamos igual”. Agatha explica que la experiencia está siendo increíble y le está enseñando más de lo que se esperaba.
Natalia Martínez, estudiante en Austin Peay State University en Tennessee
Sin movernos de Estados Unidos, el segundo testimonio nos sitúa en Tennessee. Ese es el destino que escogió Natalia Martínez, que ha realizado el programa de intercambio en la universidad Austin Peay State University.
Este ha sido el mayor reto para Natalia: “Acostumbrarme a hablar inglés las 24 horas del día, los 7 días de la semana”. La estudiante explica que el mayor aprendizaje ha sido la mejora de sus habilidades lingüísticas, la capacidad de adaptarse a una nueva cultura y la capacidad de desarrollar habilidades interculturales. “Además, he mejorado mis habilidades de autogestión, puesto que, al estar tan lejos de casa, solo podía depender de mí misma”, explica Natalia.
La estudiante también destaca la gran acogida por parte de la universidad a los estudiantes internacionales: “Nos ha brindado la oportunidad de poder conocer la cultura americana. Desde la dedicación de una clase específica en la que sólo asistíamos los estudiantes internacionales, para aprender sobre la cultura y procesos que debíamos hacer una vez aquí, hasta poder ver partidos profesionales de fútbol americano y hockey hielo, o visitar otras partes de Tennessee”.
Cloe Galiano, estudiante en la Universidad Latinoamericana de Ciencia y Tecnología en San José, Costa Rica
Cloe Galiano eligió San José, en Costa Rica, como destino para realizar su programa de intercambio: “Elegí este destino por varios motivos. Nunca había visitado Centroamérica y pensé que hacer un intercambio era una buena oportunidad para conocer su cultura y forma de vivir. Además, el clima fue otro gran motivo, pues aquí hay un clima tropical y la temperatura más baja es de 20 grados en la capital. Otro de los motivos principales fue la gran variedad de playas y vegetación que hay y la posibilidad de poder visitar esos lugares”, explica Cloe.
Poder participar en un intercambio internacional, explica Cloe, es una experiencia de crecimiento única: “Te abre mucho la mente en todos los aspectos: culturales, personales, profesionales, etc. En mi caso, como estudiante Publicidad, Relaciones Públicas y Marketing, me ha permitido observar diferentes metodologías y formas de ejecución en este ámbito. En lo personal, conseguí hacer muchas amistades que a día de hoy conservo y que me brindaron una perspectiva de la vida diferente, en términos de cultura. A pesar de lo cercanas que son su cultura y la nuestra, hay diferencias que son curiosas de contrastar. A veces es necesario ir a un país extranjero para darte cuenta de lo grande que es el mundo”, explica la estudiante.
Si tuviera que escoger una de las anécdotas, lo tiene claro: “Hay muchos momentos divertidos que destacar del intercambio pero sin duda uno que nos quedó grabado en la memoria fue el día que viajamos a la playa de Manuel Antonio. Allí hay mucha flora y fauna, sobre todo monos de varias especies, y nos habían contado que los monos de esa zona específica tienden a robar a los bañistas y turistas que descuidan sus cosas. Llegamos a la playa y, antes de entrar al mar, vimos como un mono estaba intentando robarles a unos turistas que estaban en el mar. Conseguimos hacer que se marchara pero cuando nos dimos la vuelta, otro mono estaba hurgando en nuestras pertenencias. Por suerte no se llevó nada, pero el momento quedó grabado y es muy gracioso de recordar”, explica la estudiante.
Lidia González y Nayantara López, estudiantes en Zuyd University of Applied Sciences en Maastricht
Lidia y Nayantara han cursado su programa de intercambio en Maastricht, Holanda. Ambas coinciden en afirmar que ese destino ha sido un acierto: describen la ciudad como pequeña y acogedora, algo que la convierte en un lugar familiar y con mucho encanto.
Entre los retos a los que ha tenido que enfrentarse, Lidia destaca: “Adaptarme al método de aprendizaje de aquí ha sido un gran reto, es muy distinto al de España. Pero creo que es bueno experimentar varios métodos para aprender a moverte entre todos”. Retos que han venido acompañados de grandes aprendizajes: “El mayor aprendizaje ha sido saber valorar todo más de lo que ya lo hacía. Es una experiencia y una oportunidad única”, destaca Lidia.
Nayantara, que también ha cursado sus estudios en Maastricht, explica que esta experiencia se ha traducido en un gran crecimiento personal: “Esta experiencia me ha hecho crecer personalmente, ya que salir de tu zona de confort te hace madurar y conocerte más a ti mismo”, explica. “Además de haber madurado, me ha ayudado mucho a conocer otros métodos de enseñanza, a aprender a desenvolverme mucho más en diferentes idiomas. Además, he podido conocer a personas que me han aportado mucho y he podido crear una familia en muy poco tiempo”, añade.