Intervención en personas con TEA - Mª Jesús Martínez

Entrevista a María Jesús Martínez, pedagoga experta en TEA: “Es clave comprender el trastorno y luego aplicar metodologías, estrategias y procedimientos para atender a las necesidades del alumno TEA”

28 febrero 2023

Muchos profesionales que trabajan con personas con TEA requieren formación para el correcto desempeño de su actividad profesional. Un buen conocimiento del trastorno del espectro autista, además de la metodología que funciona con las personas TEA, por parte de estos profesionales, favorece su tarea a la vez que facilita la inclusión social de las personas con TEA.

María Jesús Martínez, pedagoga experta con más 20 años de experiencia exclusiva TEA y CEO de Cetea Gabinete, compartió con los alumnos del Grado de Educación Infantil y del Grado en Criminología una charla sobre ‘Intervención en personas con trastorno del espectro autista (TEA)’. Con ella, tratamos en profundidad diversos aspectos relacionados con los trastornos del espectro autista.

– ¿Qué son los trastornos del espectro autista?

El TEA es un trastorno neurobiológico del desarrollo que se manifiesta durante los 3 primeros años de vida. El TEA acompaña toda la vida, no solo se da en la infancia y desaparece. El TEA también es diferente en unas personas y en otras.

– Entonces, ¿hay grados en el TEA?

Se establecen tres grados dependiendo del grado de afectación en las diferentes áreas afectadas del desarrollo. Quedarían determinados tres grados: el grado 1 es el menor grado de afectación, el grado 2 es un grado con un poco más de afectación y el grado 3 es el mayor grado de afectación.

– Autismo y TEA, ¿es lo mismo?

Para diagnosticar utilizamos diferentes manuales de diagnóstico, si atendemos al DSM-IV (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders) es el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría, el autismo está contemplado. Por el contrario, si utilizamos el DSM-V, la clasificación cambia a Trastorno del Espectro Autista (TEA). El núcleo de las alteraciones es el mismo pero la clasificación y denominación diagnóstica cambia. Es decir, una persona puede estar diagnosticada de autismo, según el DSM- IV, y de TEA según el DSM- V.

– ¿Qué síntomas tiene el autismo?

Las personas que presentan autismo varían de unas a otras. Es muy complicado establecer una sintomatología afín a todas. Por ejemplo, hay personas con autismo que les encanta abrazar, a otras no; hay personas con autismo que evitan mirar a los ojos, otras no; hay personas con autismo que hablan, otras no; hay personas con autismo que aprenden a leer solas, otras no; y hay personas con autismo que hacen movimientos con los brazos, a modo de aleteo, o pequeños saltos, y otras no.

A pesar de la disparidad de casos, si existen puntos clave que podemos observar y que comparten todas las personas con autismo: dificultades para comunicar, dificultades para socializar, persistencia en ciertas rutinas y acciones (comportamientos repetitivos) y dificultades en el juego simbólico.

– ¿Hay varios tipos de autismo?

No hay varios tipos de autismo. Lo que podemos observar es el grado de afectación en las diferentes áreas del desarrollo de la persona con autismo. Al ser un trastorno del desarrollo no afecta por igual a todas las áreas (comunicación y lenguaje, social, cognitiva-conductual, juego, imitación, etc.). Por lo tanto, observaremos personas que tienen un mismo diagnóstico y son muy diferentes entre sí. Es un campo muy heterogéneo.

– ¿El TEA se cura, se pasa?

El TEA es una condición innata, no es una enfermedad. No hay que curarse de nada. Se están realizando cada vez más investigaciones científicas a nivel genético y neurológico para determinar las causas. A partir de ahí, intervenimos en educación y en salud mental para mejorar el bienestar social y emocional de las personas con TEA.

– ¿Cuáles son los primeros síntomas del autismo o del TEA?

El autismo comienza a ser visible entre los 12 y los 18 meses. En la mayoría de los casos se puede observar un comportamiento social y comunicativo normal en los primeros 4-6 meses, y es al comienzo de los 9-12 meses cuando se ve un déficit en las competencias sociales y comunicativas.

A partir de los 12 meses las señales de alerta y los indicadores más relevantes que indican la probabilidad de presencia de autismo serían los siguientes:

  • Menor uso de contacto ocular. No establecimiento de la mirada para la interacción social.
  • No se gira cuando le llamas por su nombre, parece que no oye bien y, sin embargo, si escucha sus dibujos preferidos o un anuncio, acude inmediatamente a verlos.
  • No muestra ni comparte objetos con los demás
  • No comprende órdenes.
  • Ausencia de la conducta de señalar para pedir lo que desea. Pide en la mayoría de los casos llevando de la mano del adulto al objeto que desea, mediante conducta instrumental, o lo consigue por el mismo, sin necesidad de comunicar.
  • No evolución del lenguaje expresivo.
  • Aparición de conductas repetitivas como aleteo de brazos, movimientos rápidos de manos, carreritas sin sentido o saltitos.
  • Aparición de ciertas manías como abrir y cerrar puertas, encender y apagar luces, ver de manera persistente una misma escena de dibujos o anuncios.
  • Juega de manera extraña: alineación de objetos, giros a las ruedas de los coches, etc.

– ¿Cómo es una persona con TEA?

Un niño o niña con autismo, físicamente no presenta ninguna patología o rasgos físicos que hagan pensar nada.  No hay ningún rasgo físico que nos indique la presencia o no de autismo. Es un hándicap, para las personas con TEA. No se ve.

– ¿Qué diferencia hay entre espectro autista y Asperger?

Siempre ha existido una gran controversia entre qué es el autismo y qué es el Síndrome de Asperger. Son muchas las familias y profesionales que buscan información para que les aclare en que se diferencia una persona que presenta Autismo de una persona que presenta Síndrome de Asperger, o viceversa.

Tanto el Autismo como el Síndrome de Asperger son Trastornos del Espectro Autista. Esto implica que ambos comparten una triada de alteraciones en socialización, comunicación y pensamiento y conducta. Podríamos decir que esta triada de alteraciones es el núcleo que comparten Autismo y Síndrome de Asperger.

La persona con Autismo presentaría esta triada en un mayor grado de afectación que la persona con síndrome de asperger que presentaría un menor grado de afectación.

El momento de aparición del Autismo y de las personas con Síndrome de Asperger también nos podrían delimitar otra diferencia. Los síntomas son más evidentes en Autismo sobre los 12-18 meses y en el Síndrome de Asperger a partir de los 3 o 4 años de edad.

La capacidad intelectual, también nos va a proporcionar un rasgo diferencial entre una persona con Autismo y una persona con Síndrome de Asperger. Por lo general, el Síndrome de Asperger no viene acompañado de discapacidad intelectual. No ocurre lo mismo en personas con Autismo. Un alto índice de población con autismo presenta déficit intelectual.

Por otra parte, otro criterio de diferenciación que se puede considerar es la adquisición del lenguaje.  Existe una alteración clara tanto en personas con Autismo como en personas con Síndrome de Asperger en comunicación y en lenguaje. Si tenemos en cuenta estudios retrospectivos, hay ausencia de retraso en la adquisición del lenguaje en las personas con Síndrome de Asperger. Es decir, en una persona con Síndrome de Asperger va a aparecer el lenguaje siguiendo patrones de desarrollo evolutivo. En la mayoría de los casos de personas con Autismo existe evidencia de aparición tardía del lenguaje. Al respecto, hay que señalar que, existe mucha controversia entre profesionales sobre este criterio.

Siguiendo este criterio de comunicación y lenguaje, se puede determinar que las personas con Síndrome de Asperger tienen mejor competencia verbal que las personas con Autismo.

Respecto a los procesos sociales, hay estudios que confirman que las personas con Síndrome de Asperger tienen más interés, motivación e iniciativa social que las personas con Autismo. El estilo de interacción social es más espontáneo en una persona con Síndrome de Asperger que en una persona con Autismo. De la misma manera que una persona con Síndrome de Asperger puede presentar “conciencia de soledad”, y una persona con Autismo por lo general, no. 

– ¿Cómo es la relación entre autismo, asperger y la parte intelectual?

La mayoría de las personas con autismo (más de las tres cuartas partes) tienen asociada una discapacidad intelectual. Por tanto, se puede tener autismo y no tener déficit intelectual.

Sin embargo, en el caso de las personas con síndrome de asperger no tienen asociado ese déficit intelectual. Su capacidad intelectual puede ser igual o superior a la media.

– Si tenemos un hijo y le diagnostican autismo. ¿Qué hay que hacer?

Si tu hijo o hija acaba de recibir el diagnóstico de autismo debéis poneros en manos de profesionales especializados en autismo. No sirve cualquier profesional. Vuestro hijo o hija con autismo debe empezar a recibir cuanto antes una intervención específica en las diferentes áreas del desarrollo que presenta afectadas. El profesional especializado en TEA (Trastornos del Espectro Autista), que os atienda debe elaborar un programa de intervención con objetivos claros a conseguir y metodología a llevar a cabo.

Paralelamente, os deberá ir proporcionando orientaciones claras para que podáis llevar a cabo desde casa. Dejaros asesorar y guiar, siempre con profesionales especializados. Insistimos, buscad profesionales especializados en los Trastornos de Espectro Autista. No os de moréis en el tiempo, empezad cuanto antes.

– Actualmente, ¿cómo es la escolarización de las personas con TEA?

Se les escolariza en función del grado de afectación y de la ayuda que necesite. Hay tres vías: Centro ordinario con apoyo de pedagogía terapéutica (PT) o maestro de audición y lenguaje (AL), Centro donde haya aula TEA (las aulas TEA son espacios que se encuentran dentro de los centros educativos), o Centros de Educación Especial.

– Entonces un aula TEA, ¿sería la mejor opción?

Estas aulas están dotadas de recursos materiales y personales para atender a los alumnos TEA. Los alumnos con TEA trabajan allí determinados aspectos curriculares, o de cualquier área que tienen alterada y, además, comparten espacios como el recreo y otras clases con un grupo de iguales, un grupo de referencia.

Cualquier opción es buena, siempre y cuando se cubran de manera adecuada las necesidades de las personas con TEA. Para eso, los equipos de orientación educativa determinan mediante criterios de escolarización cual es la mejor opción para el alumno TEA.

– ¿Que recomendarías a un profesor que en su aula tenga un alumno con TEA?

Que le observe, con tranquilidad, que le mire a ver cómo actúa, qué hace, cómo se comporta, que no le invada y no le coja la cara para que le preste atención. Mediante la observación, irá comprendiendo su conducta y de esta manera le podrá ayudar. Hay que tener un tacto especial con las personas TEA, no por mucho conocimiento teórico que se adquiera ya lo tenemos todo para trabajar con ellos y poder ayudarles.

Primero debe haber una comprensión del trastorno y después, mediante diferentes metodologías, estrategias y procedimientos, atender a las necesidades que presente el alumno con TEA.

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